
En momentos de crisis parece lógico que el consumidor busque las ofertas, pero debe saber lo que compra y lo que paga. El mejor de los aceites de oliva es el virgen extra. Le sigue el aceite de oliva virgen, cuantos más apellidos mejor.
Tanto el oliva virgen extra como el oliva virgen son el resultado de exprimir la aceituna por métodos mecánicos. Y nada más. Es zumo de aceituna. Luego pueden proceder de distinta variedad dependiendo de la aceituna empleada (picual, arbequina, hojiblanca son las más habituales) o de distintas zonas geográficas, pero eso es cuestión de gustos, igual que, si hablamos de vinos tintos, habrá a quien le agrade más el Rioja y a quien el Ribera de Duero. El aceite de oliva virgen extra es el ideal para consumir en crudo, para aliñar ensaladas o hacer salsas.
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